Post by kimikohatake on Jul 11, 2007 2:40:50 GMT -5
Bueno, no se si esto realmente sea un fic, pero en fin, aqui lo dejo, decidi hacerlo one-shot, espero les guste.
Mis ojos se han cansado de llorar, y a pesar de todo aun encuentro fuerzas para seguir llorando, es de noche, si, más bien, casi de mañana, bastante tarde las 4:37 para ser exactos, desde ese día no puedo conciliar el sueño, mas bien dicho, no quiero, por que no deseo volver a pasar por mi ya de por si inestable mente, aquella escena perturbadora, si, soy patética, lo se, intentando huir de una realidad, que es precisamente eso, una realidad, y haga lo que haga, no puedo cambiarla.
Aquí, tumbada en mi cama, hecha un mar de lagrimas, tratando de borrarte, pero no puedo, y nunca podré, desde que te fuiste, soy seguida por el fantasma del recuerdo y el adiós, esta en donde estoy, en cada respiro, en cada paso, no puedo evitarlo, es mi condena.
Abrazándome a la almohada, mi respiración esta muy acelerada, tal vez por llorar tanto, no dormiré esta noche, lo se, la luna es lo único que ilumina mi habitación, y la baña de nostalgia, también a mi, estoy completamente sola, escapando de mis memorias, Naruto se ha ido, dejando solo una promesa, Kakashi-sensei tampoco esta, y el ni siquiera se despidió, no lo culpo, en el estado en el que me encuentro espanto al que se acerque, hasta a mis padres, se que están muy preocupados por mi, lo aprecio mucho, pero ellos no pueden comprender mi dolor…!Por Dios!, pero esa frase es tan típica de los adolescentes, “mis padres no me comprenden…”, suena tan estupido, ¿Cómo no podrían comprendernos?, han vivido mas que nosotros, tienen experiencia, y además, nos aman, pero, aunque suene tan estupido, a veces es tan cierto, porque estoy segura nunca podrán sentir como yo, por mas que me amen, es por esa razón que los mantengo alejados de mi, no me comprenderán, y ya no puedo hacerles mas daño.
Sin dejar de brotar las amargas gotas de dolor, mis ojos se cierran por un instante, y enseguida me invade el recuerdo, pero esta vez no hago nada para evitarlo, aquella noche te seguí los pasos, camine por tu camino, trate de evitar que te fueras de aquí, te confesé todo, te revele mis sentimientos, tu estabas molesto, tu mirada fría y despectiva no me importo esa vez, insistí, quería impedir que te fueras , aunque muy en el fondo sabia que no conseguiría nada, quise intentar, clame tu nombre, no obtuve respuesta, repetí tu nombre de nuevo, estabas irritado, pero lo ignore, y te lo confesé, “te quiero”, dije llorando, tu solo te acercaste y dijiste “gracias”, después de eso, no supe mas de mi.
Al despertar, note que me faltaba algo, si, te llevaste casi todo mi corazón, y cuando digo “casi todo”, es por que dejaste suficiente para que yo siguiera amándote igual, o incluso con mas fuerza, se que te llevaste parte de mi en tus manos, y se bien que no la cuidaras como yo deseo, pero confío en ti, y estoy segura que por lo menos la conservaras para devolvérmela.
Un día tú me dijiste que yo no entendía el dolor de la soledad, tenías razón, no lo entendía, más bien, no lo quería entender, no lo conocía, pero ahora es lo único que me queda, la soledad… es mi compañera desde hace un tiempo, me invade, me rodea, y, tenias razón, este sentimiento es sofocante, deprimente, dan ganas de morir.
El sol ya salio, filtrándose por mi ventana, miro el reloj, 7:45, no me preocupa, bien sabia que no podría dormir, ya estoy acostumbrada, me levanto, no por que quiera o por que tenga ganas, debo ir a entrenar con Tsunade-sama, me visto rápidamente, me calzo las botas, y voy a lavarme al tocador, alcanzo a percibir un delicioso aroma, termino de arreglarme, y me dirijo a la cocina, mi madre parece preparar el desayuno, y me ofrece algo de comida, rechazo sin gesto alguno, y salgo de casa, me pongo en camino a la oficina de la Hokage.
Sin darme cuenta, ya estoy en mi destino, no parece haber ninguna novedad, me acerco al escritorio de mi maestra, que esta sentada sin percatarse de mi presencia, llamo su atención, ella voltea a ver mi rostro, y me hace una pregunta bastante innecesaria, “¿no has dormido?”, prefiero no responder por dos motivos, el primero: se que le contestaría de manera grosera por lo estupido de la pregunta, ella lo sabe, y prefiero evitarme problemas, el segundo: intuyo que ya sabe la respuesta.
La rubia mujer me dirige una mirada piadosa, un tanto compasiva, sabe que odio ese tipo de miradas, pero lo hace sin intenciones de molestarme, por eso, prefiero continuar con mi silencio, que ella interpreta, enseguida se dispone a hablar de nuevo”Sakura, no puedes seguir así, te haces daño, y lo sabes” efectivamente, lo se, pero no veo manera de evitarlo, no puedo dejar de sentirme así desde que te fuiste.
La hokage se levanta de su asiento, con los ojos un tanto húmedos, ¿Qué pasa?, ¿yo lo provoque?, pregunto para mis adentros, esa mujer se me acerca, cada vez mas, me abraza, hacia tanto tiempo no me abrazaban, se sentía tan bien, tan cálido, había olvidado esta sensación de cariño, que, hace que no este tan sola, no puedo evitar soltar un suspiro,
“por favor, debes salir ya de esa tristeza, tal vez no pudiste detenerlo, pero si puedes hacer que vuelva” las palabras de mi maestra retumban en mi cabeza” puedes hacer que vuelva…” dijo, ¿será posible?, ¿podría lograrlo?, no puedo evitarlo, me suelto del abrazo, y salgo corriendo, no se a donde voy, solo corro, necesito correr, quiero respirar aire nuevo, limpiar mis pulmones, que están repletos del aire reciclado que encierra mi habitación, de lagrimas evaporadas, de lamentos y quejas, de angustia y nostalgia, de auto compasión, quiero, no, necesito urgentemente lavarme de todo ese mal.
Sigo corriendo, sin controlarme, la gente me mira, y susurra, no me interesa lo que piensen de mi…, si, no me interesa, lo que importa es lo que yo piense de mi, lo que yo me valore, estuve tan ciega, todo este tiempo me he estado auto compadeciendo, lastimándome, haciéndome sufrir a mi misma, atormentándome con el pasado, si, eso debo hacer, debo dejar el pasado en el pasado, par así poder ver el futuro, que me encargare de construirlo yo misma, ya no solo me protegerán, yo también puedo protegerlos, tengo la fuerza, tengo el valor.
Caigo rendida de cansancio, miro hacia el frente, estoy en las puertas de Konoha, me levanto con esfuerzos, estoy casi sin fuerza, salgo por un momento, los vigilantes de la entrada se alarman, pero no doy importancia, y mis ojos se pierden en el paisaje, ¿hace cuanto que no veía el bosque?, abro mis brazos, como si se trataran de unas alas, y respiro profundamente, y, por primera vez en mucho tiempo, sonrió…
Sasuke-kun, te juro por mi vida, que te hare volver a mi lado.
Mis ojos se han cansado de llorar, y a pesar de todo aun encuentro fuerzas para seguir llorando, es de noche, si, más bien, casi de mañana, bastante tarde las 4:37 para ser exactos, desde ese día no puedo conciliar el sueño, mas bien dicho, no quiero, por que no deseo volver a pasar por mi ya de por si inestable mente, aquella escena perturbadora, si, soy patética, lo se, intentando huir de una realidad, que es precisamente eso, una realidad, y haga lo que haga, no puedo cambiarla.
Aquí, tumbada en mi cama, hecha un mar de lagrimas, tratando de borrarte, pero no puedo, y nunca podré, desde que te fuiste, soy seguida por el fantasma del recuerdo y el adiós, esta en donde estoy, en cada respiro, en cada paso, no puedo evitarlo, es mi condena.
Abrazándome a la almohada, mi respiración esta muy acelerada, tal vez por llorar tanto, no dormiré esta noche, lo se, la luna es lo único que ilumina mi habitación, y la baña de nostalgia, también a mi, estoy completamente sola, escapando de mis memorias, Naruto se ha ido, dejando solo una promesa, Kakashi-sensei tampoco esta, y el ni siquiera se despidió, no lo culpo, en el estado en el que me encuentro espanto al que se acerque, hasta a mis padres, se que están muy preocupados por mi, lo aprecio mucho, pero ellos no pueden comprender mi dolor…!Por Dios!, pero esa frase es tan típica de los adolescentes, “mis padres no me comprenden…”, suena tan estupido, ¿Cómo no podrían comprendernos?, han vivido mas que nosotros, tienen experiencia, y además, nos aman, pero, aunque suene tan estupido, a veces es tan cierto, porque estoy segura nunca podrán sentir como yo, por mas que me amen, es por esa razón que los mantengo alejados de mi, no me comprenderán, y ya no puedo hacerles mas daño.
Sin dejar de brotar las amargas gotas de dolor, mis ojos se cierran por un instante, y enseguida me invade el recuerdo, pero esta vez no hago nada para evitarlo, aquella noche te seguí los pasos, camine por tu camino, trate de evitar que te fueras de aquí, te confesé todo, te revele mis sentimientos, tu estabas molesto, tu mirada fría y despectiva no me importo esa vez, insistí, quería impedir que te fueras , aunque muy en el fondo sabia que no conseguiría nada, quise intentar, clame tu nombre, no obtuve respuesta, repetí tu nombre de nuevo, estabas irritado, pero lo ignore, y te lo confesé, “te quiero”, dije llorando, tu solo te acercaste y dijiste “gracias”, después de eso, no supe mas de mi.
Al despertar, note que me faltaba algo, si, te llevaste casi todo mi corazón, y cuando digo “casi todo”, es por que dejaste suficiente para que yo siguiera amándote igual, o incluso con mas fuerza, se que te llevaste parte de mi en tus manos, y se bien que no la cuidaras como yo deseo, pero confío en ti, y estoy segura que por lo menos la conservaras para devolvérmela.
Un día tú me dijiste que yo no entendía el dolor de la soledad, tenías razón, no lo entendía, más bien, no lo quería entender, no lo conocía, pero ahora es lo único que me queda, la soledad… es mi compañera desde hace un tiempo, me invade, me rodea, y, tenias razón, este sentimiento es sofocante, deprimente, dan ganas de morir.
El sol ya salio, filtrándose por mi ventana, miro el reloj, 7:45, no me preocupa, bien sabia que no podría dormir, ya estoy acostumbrada, me levanto, no por que quiera o por que tenga ganas, debo ir a entrenar con Tsunade-sama, me visto rápidamente, me calzo las botas, y voy a lavarme al tocador, alcanzo a percibir un delicioso aroma, termino de arreglarme, y me dirijo a la cocina, mi madre parece preparar el desayuno, y me ofrece algo de comida, rechazo sin gesto alguno, y salgo de casa, me pongo en camino a la oficina de la Hokage.
Sin darme cuenta, ya estoy en mi destino, no parece haber ninguna novedad, me acerco al escritorio de mi maestra, que esta sentada sin percatarse de mi presencia, llamo su atención, ella voltea a ver mi rostro, y me hace una pregunta bastante innecesaria, “¿no has dormido?”, prefiero no responder por dos motivos, el primero: se que le contestaría de manera grosera por lo estupido de la pregunta, ella lo sabe, y prefiero evitarme problemas, el segundo: intuyo que ya sabe la respuesta.
La rubia mujer me dirige una mirada piadosa, un tanto compasiva, sabe que odio ese tipo de miradas, pero lo hace sin intenciones de molestarme, por eso, prefiero continuar con mi silencio, que ella interpreta, enseguida se dispone a hablar de nuevo”Sakura, no puedes seguir así, te haces daño, y lo sabes” efectivamente, lo se, pero no veo manera de evitarlo, no puedo dejar de sentirme así desde que te fuiste.
La hokage se levanta de su asiento, con los ojos un tanto húmedos, ¿Qué pasa?, ¿yo lo provoque?, pregunto para mis adentros, esa mujer se me acerca, cada vez mas, me abraza, hacia tanto tiempo no me abrazaban, se sentía tan bien, tan cálido, había olvidado esta sensación de cariño, que, hace que no este tan sola, no puedo evitar soltar un suspiro,
“por favor, debes salir ya de esa tristeza, tal vez no pudiste detenerlo, pero si puedes hacer que vuelva” las palabras de mi maestra retumban en mi cabeza” puedes hacer que vuelva…” dijo, ¿será posible?, ¿podría lograrlo?, no puedo evitarlo, me suelto del abrazo, y salgo corriendo, no se a donde voy, solo corro, necesito correr, quiero respirar aire nuevo, limpiar mis pulmones, que están repletos del aire reciclado que encierra mi habitación, de lagrimas evaporadas, de lamentos y quejas, de angustia y nostalgia, de auto compasión, quiero, no, necesito urgentemente lavarme de todo ese mal.
Sigo corriendo, sin controlarme, la gente me mira, y susurra, no me interesa lo que piensen de mi…, si, no me interesa, lo que importa es lo que yo piense de mi, lo que yo me valore, estuve tan ciega, todo este tiempo me he estado auto compadeciendo, lastimándome, haciéndome sufrir a mi misma, atormentándome con el pasado, si, eso debo hacer, debo dejar el pasado en el pasado, par así poder ver el futuro, que me encargare de construirlo yo misma, ya no solo me protegerán, yo también puedo protegerlos, tengo la fuerza, tengo el valor.
Caigo rendida de cansancio, miro hacia el frente, estoy en las puertas de Konoha, me levanto con esfuerzos, estoy casi sin fuerza, salgo por un momento, los vigilantes de la entrada se alarman, pero no doy importancia, y mis ojos se pierden en el paisaje, ¿hace cuanto que no veía el bosque?, abro mis brazos, como si se trataran de unas alas, y respiro profundamente, y, por primera vez en mucho tiempo, sonrió…
Sasuke-kun, te juro por mi vida, que te hare volver a mi lado.